Anoche el programa Salvados nos tocó las narices la fibra a más de un@. Rabia e impotencia es lo que sentimos muchos padres y madres ante “El Milagro de Conciliar” y las diferencias más que evidentes entre lo que sucede en nuestro país y en el resto de Europa. Que vivimos a años luz de nuestros vecinos europeos no es ninguna novedad, que nadie se engañe, pero aun así, no porque sepamos que hay una herida desde hace tiempo nos deja de doler.
A los que visteis el programa, ya sabéis lo que hay (a los que no, os recomiendo que lo veáis). En España tenemos horarios de mierda en todos los aspectos imaginables: laborales, comerciales, escolares ¿quién puede permitirse recoger a su hij@a las 12.30 de la mañana?; bajas por paternidad y maternidad que son una auténtica vergüenza; políticos a los que les da igual y empresarios que solo piensan en su bolsillo. Y eso hace bastante difícil conciliar. Conciliar, ese palabro más sobado que un recién nacido en sus primeras semanas de vida. Yo no sé lo que significa para los demás, pero para mí, conciliar es poder disfrutar de tu familia, especialmente de los hijos, sin tener que renunciar a tu profesión, a tu vida laboral. Y eso, amigos míos, a día de hoy es muy, muy complicado.
Algunos se echan las manos a la cabeza con estas reivindicaciones modernas y consideran que la cosa ya está bien como está. Jornadas laborales interminables, muchas veces a turno partido, y los niños en la guardería o, en el mejor de los casos, con los abuelos. Pues eso no es conciliar. Eso es renunciar. Renunciar a ver crecer a tus hijos, a sus primeros pasos, a sus primeras palabras, a sus progresos y a su día a día. Y es aquí donde los abuelos son cruciales, ya que pasan a convertirse en unos segundos padres y prácticamente crían a sus nietos. Pero no olvidemos que nuestros padres, esos benditos abuelos, en muchos casos están por debajo de la edad de jubilación, y también trabajan. A parte, que también tienen una vida y derecho a disfrutar de su vida (por mucho que disfruten cuidando a sus nietos). No hay que olvidar que hay personas que no tienen a sus padres cerca (y más teniendo en cuenta que muchos trabajan a kilómetros de sus hogares porque no hay tutía).
¿No hay otra opción, verdad? En realidad las opciones son pocas, pero alguna hay. Los españoles tenemos como derecho el poder acogernos a una excedencia en el trabajo o a reducir considerablemente nuestra jornada (y nuestro sueldo). A nadie le gusta que le toquen el bolsillo a final de mes, pero si echáis cuentas de lo que cuesta una guardería y otros extras (como canguros, comedor, actividades extraescolares, etc.) veréis que el saldo queda bastante equilibrado. Pero acogerse a esas opciones es complejo porque vivimos con miedo. ¿Y si me cojo una reducción y me despiden / no me ascienden / quéseyo? Es que soy nueva, ahora mismo no puedo hacer eso…Es que, es que. No se puede vivir con miedo a defender nuestros derechos. Así nos va.
Pero además, hay otro problema del que se habla poco. Como decía ayer el protagonista indiscutible de El Salvados “El Milagro de Conciliar”, el que se queda en casa es el que está agotado, el que al final del día necesita media horita para evadirse. Cuidar y criar a un hij@ las 24 horas del día, los 7 días de las semanas es apasionante y divertido, pero también es extenuante. Os lo aseguro. Mi hogar no es la Casa de la Pradera, todo el día cantando y riendo. A veces (muchas) hay que contar hasta 20 y hasta 50 por mantener la calma. Y mucha gente eso lo lleva fatal. ¿Cuánta gente planea cogerse una excedencia porque puede permitírselo y tras la baja vuelve al trabajo? ¿Cuántos se cogen una jornada reducida para cuidar a sus hijos y estos acaban en la guardería de 9 a 17? Yo no les juzgo, cada uno sabe lo que hay en su casa, pero es una realidad.
Son muchas las cosas que deberían cambiar para alcanzar los niveles de conciliación de países como Suecia, el caso que vimos anoche. Para empezar (aunque no tengo muy claro el orden lógico), los horarios comerciales. ¡¿Cómo vamos a conciliar si los comercios cierran pasadas las 8 de la tarde?! Miremos a nuestros vecinos, cuyas tiendas cierran no más tarde de las 17 o 18 para poder irse a casa a disfrutar con su familia, jugar un rato con sus hijos, bañarlos, darles de cenar y acostarlos (aquí muchos llegan a casa en el último paso). Por ende, habría que cambiar los horarios laborales. Pongamos punto y final a esas jornadas eternas hasta las 19 o 20, en los mejores casos, adelantemos los horarios de comidas (y permitamos que los que trabajan en la restauración también tengan una vida), etc. etc.
Y, sobre todo, cambiemos la mentalidad. Enseñemos al empresario, cambiando políticas familiares y laborales, que contratar a una mujer en edad fértil no le hará perder dinero en un futuro; equiparemos bajas maternales y paternales y seamos más permisivos y flexibles en los horarios. Como ayer se comentó en el programa, “pasar más horas en el puesto de trabajo no nos hace más productivos, más bien al contrario”. Lo que sí nos hace más productivos es trabajar felizmente y sentirnos valorados y respetados en nuestro trabajo.
Es un tema vergonzoso. Es cierto que como sociedad debemos reflexionar un poco y contribuir a que todo esto vaya cambiando, pero nos lo ponen difícil. Mucha gente apuesta por no ir a hacer la compra a partir de las 18 de la tarde o los domingos, pero es que ¡a otras personas no les dejan opción!
En pocos días mi pareja va a flexibilizar su horario (que no cogerse una jornada reducida) porque en su empresa, americana y con otra mentalidad, hay un plan de conciliación familiar. Esto es super surreal, la gente cuando lo comento alucina. ¿Y le dejan? ¿Y no le perjudicarán en algo luego? ¿Pero le bajarán el sueldo, no? Vamos a ver, si hace 40 horas semanales igual, al empresario ¡qué más le da!? Al contrario, él más feliz, trabaja más a gusto y eso se nota en el rendimiento y en el cumplimiento de objetivos. Estoy segura.
Ojalá más empresarios vieran que la productividad no es una cuestión de echarle horas, si no de ser eficiente las horas que estamos trabajando.
Muchas gracias por tu comentario!
Mira, has tocado un tem sobre el que TODAVIA no me he pronunciado pero me falta poco. Educar al empresario? Tenemos un grave problema xq ña mentalidad d este pais es super retrogada cn el tema jefes. Hay empresarios de este siglo que si implementan politicas y facilidades para ser madre/padre cn todo lo q ello significa pero liego estan los d la vieja escuela, esos que n t dejan abandonar la silla hasta las 10 de la noche cuando el se vaya a casa aunque haya llegdo a las 2 de la tarde a currar. Liego estan los que no cntratan a mujeres en edad porque se quedan embarazadas y “que gasto” o los que t van haciendo cntratos temporales para no renovarte llegdo el momento (mi caso personal: 30 años, derecho y economicas, 4 años deaños de oposicion y un master y no vlgo nada xq soy mama. ). Necesitamos ser valientes y mandar a tomar x saco a esta gente, pero es dificil porque hace falta trabajar y t terminas apañando cm puedes. Me ha encantado tu post: valiente y muy clarito. Un beso!
Ole! Yo descanso en el trabajo! Y lo digo con conocimiento de causa que con cada hijo me he pedido más de un año de excedencia! Que eso de estar en casa de vacaciones con tu hijo nana y. Y en el grupo de lactancia me harto de oír lo de “en mi empresa está mal visto” y me da un coraje… a ver si empezamos a darle valor social a la crianza de un hijo. Que luego pretendemos que coticen para nuestra jubilación y estarán medio deprimidos/locos todos…
jajajajajajaja Es que cuidar de los hijos a tiempo completo, a estas edades especialmente, es agotador. física y mentalmente. Yo llevo muchos años trabajando (y muchas horas al día) pero jamás he estado tan cansada. Para el que no tiene hijos, o los tiene 2 horas al día, es una exageración, pero es así. Lo de defender o no nuestros derechos es un clásico, así está el país…que hacen con los trabajadores lo que les da la gana! Un beso y gracias por comentar!