Hace unos días un buen amigo me dijo que este segundo embarazo tenía un objetivo claro: dotar de contenido nuevo al blog. Razón no le falta, porque el embarazo es un tema que no puede tratar mucho cuando empecé (el peque ya tenía un año) pero ahora quiero contaros cómo va evolucionando este segundo embarazo.
Como el primer trimestre siempre es un poco delicado (hay que ser prudentes antes de cantarlo a los cuatro vientos) este primer post incluye varias semanas. Mucho tiempo pero poco que contar, ya que podríamos resumirlo como: náuseas, náuseas y más náuseas.
Así es, hasta el día de hoy tengo unas náuseas tremendas que no consigo que se vayan ni que se alivien. Ni cariban (el famoso medicamento antináuseas), ni jengibre (mi último recurso para intentar llevarlo un poco mejor) están dando resultado. Todo lo contrario. El cariban me acentúa los vértigos que ya de por sí suelo tener y cuando me lo tomaba iba mareada como un pato. Así que he decidido no tomarme nada y rezar para que se pasen pronto. De momento (y si mi memoria no me falla) las náuseas están siendo más intensas, más duraderas y más frecuentes que en mi primer embarazo. Las malas lenguas dicen que será una niña.
el sexo del bebé
Una de las frases más sobadas estos días es: “Anda, querrás niña así tenéis la parejita”. Siento decepcionaros, my friends, pero me la repampinfla lo que venga. Y lo digo sinceramente. Tal y como digo que en primer embarazo quería una niña (y fue niño), ahora os digo que me hace tanta ilusión una cosa como la otra. Si es niña, estaré feliz porque tendré una nueva experiencia y seguro que M. está encantado (aunque de momento tiene claro que quiere un bebé niño). Pero si es niño, sé que M. se lo pasará genial y podrá compartir muchas cosas con su hermano. Sea lo que sea, estaremos encantados.
El padre de la criatura, por su parte, desea con todas sus fuerzas que sea niño para poder aprovechar toda, todita la ropa del primogénito y no gastarse un euro. ¡JA!.
cómo me estoy cuidando
Los antojos han hecho acto de presencia en este embarazo y (que me perdone Julio Basulto y demás nutricionistas) pero me estoy poniendo fina, filipina. Todo me apetece, todo me lo zampo. Intento no pasarme y no comer muchas porquerías, pero la verdad es que cuesta bastante (y estoy teniendo poco éxito). Lo que más me apetece son hidratos de carbono (pasta, arroz, pasta, arroz) y fruta (esta parte bien) pero también algún que otro dulce, galletas y snacks.
Pecados a parte, intento comer frutos secos frecuentemente (con las náuseas el cuerpo me pide comer algo cada 1.5h o 2h) y no atiborrarme de grasas porque me sientan fatal.
Ejercicio hago poco (intento caminar bastante) pero sí que intento descansar y relajarme (estoy aprovechando ahora, que luego el ritmo de 2 criaturas en casa será una locura).
Pruebas médicas
Como hice con el primer embarazo, estoy realizándome los controles que tocan por la Seguridad Social y por mutua (básicamente ecografías que no hace la SS). Dentro de las pruebas más relevantes de este trimestre, está el triple screening o cribado. Consiste en realizar una analítica de sangre sobre la semana 8 o 9 y una ecografía alrededor de las semanas 11 o 12 para descartar anomalías tales como el Síndrome de Down. Los resultados de la analítica se combinan con los de la ecografía (se mide al feto, se analiza su anatomía, etc) para establecer el posible riesgo (analizando características de la madre tales como edad, peso, hábitos…) de tener esa patología u otras.
Mis resultados han sido muy buenos y me ha salido un riesgo muy bajo de que el feto sufra una alteración cromosómica, así que el embarazo sigue con toda normalidad con la vista puesta en la semana 20, en la que realizaremos la ecografía de alta definición para comprobar que el bebé está perfectamente. Hasta entonces, nos toca alguna ecografía por la mutua en la que esperamos que nos digan si es niño o niña (aunque es pronto y poco fiable).
¡Os voy contando! 😉