Con la teta fuera. Este sería un buen resumen de mi vida en los últimos días. Y es que estamos en pleno brote de crecimiento, en la primera crisis en la lactancia materna. Están siendo días (y sobre todo, noches) duros, pero por suerte esta vez no me ha pillado por sorpresa y sé exactamente lo que tengo que hacer: tener paciencia. Es normal y pronto pasará.
De las crisis de crecimiento en la lactancia materna os hablé hace un tiempo. Y lo hice porque creo que es fundamental conocer de su existencia para no volverse loca. Lamentablemente, en muchas ocasiones no se cuenta que a los pocos días de nacer se produce la primera, pillando así por sorpresa a madres lactantes primerizas que, por desconocimiento, pueden querer abandonar la lactancia materna.
PRIMERA CRISIS EN LA LACTANCIA MATERNA
La primera crisis o brote de crecimiento puede aparecer en la tercera semana de vida del bebé, entre los días 17 y 20. Hasta entonces, la producción de leche se ha ido regulando poco a poco en función de la demanda del bebé (cuanto más demanda en bebé, más produce la mamá).
En este período el bebé experimenta un crecimiento y necesita augmentar la producción de leche de la mamá y por eso aumenta la demanda. Por eso, a partir de la tercera semana y durante unos días (normalmente dura entre 3 y 7 días), el bebé mostrará un comportamiento distinto que básicamente se traduce en: querer teta a todas horas. Cada bebé es distinto y puede seguir unas pautas diferentes, pero en esta crisis suele ser habitual:
- Que el bebé demande pecho muy a menudo. Puede ser cada dos horas, cada hora o menos. Puede ser que incluso no llegue a soltar el pecho durante horas. Tranquilidad, ante todo. No se está quedando con hambre, no hay ningún problema. Es un comportamiento habitual y en pocos días se normalizará.
- No te dé tregua. Es probable que no te deje ni ir al baño (parece algo exagerado pero no lo es) y necesite tener el pecho en la boca todo el día. No cuentes con darte un baño relajante.
- Aunque tenga regurgitaciones de leche (algo muy habitual en los recién nacidos) seguirá pidiendo más pecho. Puedes llegar a pensar que lo estás atiborrando y que le está sentando mal. Tranquila, si llora y te pide pecho, ofréceselo.
Mis primeras crisis de lactancia
Cuando mi hijo mayor tenía 3 semanas y empezó a mamar como si no hubiera un mañana (se tiraba horas y horas en el pecho, sin parar ni un minuto) me pareció que algo raro estaba pasando y me puse a buscar información sobre ello. Como nadie me había contado nada sobre las crisis de crecimiento, no entendía que sucedía. Cuando me informé, me quedé mucho más tranquila (y esperanzada al saber que era algo temporal y pasajero).
Ahora, de pleno en la primera crisis en la lactancia materna de la peque, estoy igual de agotada aunque más confiada. Ya te esperaba, amiga crisis. Esta vez ha llegado algo más tarde (L. tenía 22 días) y al principio parecía bastante llevadera, aunque lleva dos días que no me da tregua y está muy demandante.
A diferencia de su hermano, con ella si puedo estar un buen rato sin darle el pecho e incluso el padre puede portearla o calmarla durante un buen rato hasta la siguiente toma (entended que durante la crisis, un buen rato pueden ser 30 o 40 minutos, pero para mí es un mundo ahora mismo).
Las crisis en la lactancia materna son extenuantes (especialmente la primera y la segunda) porque es complicado poder hacer algo que no sea dar el pecho. Sentirse una teta andante las 24 horas del día no mola nada, y hay que armarse de paciencia para no desesperar. En esta época es especialmente necesaria una ayuda en casa, porque cualquier acto que no implique tener la teta fuera se vuelve misión imposible.
¿Y vosotras, cómo recordáis vuestras crisis de crecimiento?
Un comentario en “Primera crisis en la lactancia materna”