Si planeas visitar la Cerdanya con niños te cuento nuestra experiencia. Hace pocos días que disfrutamos de las que serán nuestras vacaciones este verano en una escapada de 4 días por la Cerdanya, un destino ideal para desconectar y relajarse. La Cerdanya es una comarca situada en el Pirineo catalán que ofrece muchas posibilidades de ocio, especialmente si sois amantes de la naturaleza. Nuestro objetivo estas vacaciones era descansar y no pasarnos el día para arriba y para abajo, así que nos han quedado muchas cosas por ver (y una buena excusa para volver en el futuro).
Cerdanya con niños: vacaciones ideales
La Cerdanya cuenta con la magia de los pueblos de alta montaña: naturaleza y vegetación espectacular, buena gastronomía y patrimonio. Era la primera vez que la visitábamos la Cerdanya con niños y la verdad es que nos hemos quedado con ganas de más. Esta comarca cuenta con muchos pueblos preciosos para visitar, pero la brevedad de nuestra escapada y el mal tiempo que nos ha hecho algunas tardes, nos permitieron visitar a penas Prullans (dónde nos alojábamos), Bellver de la Cerdanya i Puigcerdà. Nos hemos quedado con las ganas de acercarnos hasta la Seu d’Urgell (Alt Urgell), Martinet, Llívia y muchos otros.
Bellver nos gustó mucho porque tiene unas callejuelas donde perderse tranquilamente y desconectar de todo. En la parte más nueva, hay bares y comercios, pero en general es un pueblo tranquilo. Puigcerdà, la capital, cuenta con una mayor oferta turística y de ocio. Primero nos dimos una vuelta por el lago y el parque y cuando el calor empezó a apretar fuimos hacia el centro a dar un paseo y comer. La verdad es que ambos merecen la pena, especialmente si visitáis la Cerdanya con niños.
Además, la Cerdanya cuenta con muchas rutas de senderismo y bicicleta de distintos niveles de dificultad, parajes espectaculares como el Parque Natural Cadí-Moixeró, pueblos con encanto como os decía…
dónde alojarse
La Cerdanya es una comarca en la que predominan los alojamientos rurales, ya sean en forma de apartamentos o casas rurales, campings… Nosotros consultamos muchas posibilidades y, teniendo en cuenta que lo que va acompañado de la etiqueta “rural” es cada vez más caro, nos pareció muy interesante alojarnos en el Cerdanya Eco Resort. Se trata de un complejo que cuenta con hotel, camping y apartamentos. Está muy bien y nuestra valoración general es positiva, sin embargo algunas cosas no han sido como esperaba y me han decepcionado un poco.
De todas las opciones, elegimos un bungalow del camping de madera, muy bonito y acogedor, en el que hemos estado muy a gusto. Para los que os interese, os diré que el precio para 3 noches con MP ha sido de unos 360 euros para 3 personas. El bungalow tenía dos habitaciones, su salón-cocina (muy equipada), un baño y un pequeño jardín con barbacoa.
Lo mejor del Cerdanya Eco Resort es que es muy completo y, haga el tiempo que haga, allí dentro hay muchas opciones para pasarlo bien. Por un lado, tiene un bar-restaurante en el camping y otro en el hotel, una sala de juegos enorme donde es imposible aburrirse, dos piscinas (cubierta y descubierta) y spa, supermercado (bastante limitado) y una granja de animales justo en frente. Lo malo es que todo está bastante alejado.
El complejo cuenta con un programa de actividades que no funciona hasta julio prácticamente, por lo que pese a estar allí varios días no hemos podido disfrutar de nada de eso. Lo que más hemos usado es la sala de juegos y la piscina cubierta, que es espectacular. Sin embargo, al spa no hemos podido ir porque los menores de 5 años solo pueden ir el fin de semana.
la comida
Para nuestra escapada elegimos la media pensión, en la que nos entraba el desayuno y la cena tipo buffet (20,50 euros los adultos y unos 5-6e los menores de 5 años) en el restaurante del hotel. La comida es casera y típica de la zona, rica y bien cocinada, pero en general poco variada. La cena nos ha gustado bastante, aunque se hacía muy repetitiva porque los platos eran muy similares día tras día y con solo un tipo de plato: una sopa, una crema de verduras, una carne, un pescado, uno o dos guisos, un par de ensaladas, fruta, lácteos y dulces…
El desayuno ha sido bastante flojo y muy poco variado. Pan, embutido (cada día los mismos), fruta (muy poco variada), galletas, cereales, bollería y el combo huevos revueltos-bacon-frankfurt.
En el restaurante del camping comimos el primer día y, aunque eramos muy pocas mesas, el servicio fue lento y malo… Por eso decidimos no repetir. Otro de los días comimos en el mismo bungalow y el día que visitamos Puigcerdà lo hicimos en un restaurante que nos gustó mucho, tanto por la comida como por el trato que recibimos, que fue genial (Àpats). Cuenta con un menú diario de 16 euros y platos muy asequibles en su carta. La pega del sitio es que para los niños (como suele ser habitual) ofrece los típicos platos de macarrones con tomate de bote y poco más, sin ser especialmente elaborados ni sabrosos.
Y este es el resumen de nuestras mini vacaciones de este año a la Cerdanya. Han sido breves pero entretenidas y esperamos poder volver muy pronto a la Cerdanya con niños para acabar de descubrir sus encantos.