Hace pocos días que ha empezado el año nuevo escolar y son muchas las cuestiones que debemos plantearnos los padres. Partiendo ya de la misma elección del centro en sí, después vienen una serie de variables que hay que procesar para decidir qué hacer. Dos de ellas, quizás las más importantes son: el comedor y las actividades extraescolares. Hoy voy a centrarme en la primera, ya que se está hablando bastante de ello estos días en las redes sociales. ¿Deben quedarse los niños al comedor escolar? ¿Es bueno para ellos? ¿Es mejor que coman en casa?
Vamos a partir de la base de que todos los padres y madres tengan posibilidad de plantearse si su hijo o hijos se quedan a comer en el colegio o no. Quiero decir, es obvio que resulta misión imposible para la inmensa mayoría recoger a los niños a las 12.30 o 13, darles de comer y volverlos a llevar a las 15h debido a los horarios laborales, pero vamos a imaginar que vivimos en un país imaginario donde conciliar es posible y todos podemos hacerlo. ¿Debemos a dejarlos a comer? Voy a ser clarísima: NO.
Los horarios
En el mejor de los casos, los niños pasan desde los 3 años (algunos incluso antes) unas 8 horas al día en el centro escolar, sin contar que muchos están en horas de acogida y actividades extraescolares. Si a eso añadimos, 2’5 horas más de comedor escolar (entre comer y el ratito de descanso y recreo), estamos hablando de que los niños se pasan mínimo 10’5h en el mismo centro. ¿Cuánto os pasáis vosotros en vuestro trabajo? ¿8 horas? ¿9, contando la comida? ¿No os parece una barbaridad esa cantidad de horas en niños pequeños?
Los niños tienen que jugar y estar con su familia, siempre que sea posible. A veces la familia disponible son los padres, a veces los abuelos… Pero es en el entorno familiar donde creo que deben pasar la mayor parte de tiempo libre (como digo, ya pasan demasiadas horas en clase). Y más aún cuando son tan pequeños.
Pero además del tute obvio que supone de lunes a viernes, lo más importante tiene que ver con la alimentación. Algunos centros tienen comedor propio pero muchos otros no, y la comida proviene de cáterings y empresas de comida. No quiero decir con esto que vayan a comer peor en un caso u en otro, pero lo que está claro es que no van a comer como en casa.
El menú
Desde el punto de vista nutricional, hay comedores escolares que son excelentes. Mucha fruta y verdura, legumbres, pocos lácteos, poco azúcar… pero hay otros que son un auténtico esperpento. Si conocéis a Juan Llorca, es todo un referente en asesoramiento nutricional en colegios (que es lo que deberían hacer todos, asesorarse por un diestista-nutricionista y no por el cocinero de turno), y en sus vídeos pone de manifiesto una y otra vez que queda mucho camino por hacer en los comedores escolares de nuestro país. En la mayoría de menús escolares siguen abundando los lácteos y postres azucarados, las galletas y zumos, y la verdura o legumbres son meras guarniciones, siendo los principales protagonistas la pasta y la carne. Si crees que el comedor de tu hijo es excelente, ¡enhorabuena! pero no olvides que es realmente un profesional de la nutrición quién sabe si esto es realmente así.
¿Qué y cómo comen en casa?
“Es que en casa (de los padres o abuelos) comen peor porque también les dan alimentos poco saludables”. Si somos conscientes que estamos ofreciendo a nuestros hijos un menú poco saludable, igual deberíamos cambiar, ¿no? O sugerir a los abuelos que cambien. Sé que no es fácil, pero hacer pedagogía con quién da de comer a nuestros hijos no está de más y podemos hacerles ver que quizá hay que reducir (o mejor eliminar) el consumo de natillas, ofrecer más verduras y legumbres, apostar por recetas más saludables… ¿Tan complicado es?
Otro tema muy manido es el de os hábitos. “En el comedor aprenden a comer solitos y muchos hábitos”. Si nuestro hijo de 3 años no come solo y no empieza a adquirir ciertos hábitos es porque A. no se los hemos inculcado B. no está preparado para ello. Y eso no va a cambiar en el comedor. A la larga, lo hará, pero también lo hará en casa. Nosotros (o los abuelos, cuidadores, etc.) podemos (y debemos) enseñarles ciertas rutinas acordes a su edad, como pueden ser poner y quitar la mesa, lavarse las manos antes y después de comer, lavarse los dientes, comer solitos… No dejemos que en las escuelas lo hagan todo por lo nosotros.
Niños “mal comedores”
“Los niños que comen mal en sus casas, comen mejor en el colegio”. ¿En serio? No digo que no haya excepciones, pero me cuesta MUCHO creer que un niño que es su casa “come mal”, coma bien en el colegio. ¿No será que en casa tenemos unas expectativas demasiado altas en cuanto a cantidades y proporciones y en el cole no somos tan conscientes de qué comen y qué dejan? Por no hablar de preferencias. Me cuesta imaginar a un niño que en su casa no come pescado y se lo zampa en el comedor de la escuela.
¿Entonces, qué sucede? Bien, puede pasar que en el comedor le obliguen a comer. Algo que no es para nada deseable ni positivo. Puede suceder lo que os comentaba de las expectativas en cuanto a raciones o que estas sean más pequeñas y se las terminen. O también que en el comedor, con tantos niños, tampoco sean tan conscientes de las cantidades que come cada uno…
Os voy a contar dos anécdotas. La semana pasada en la puerta del cole, dos mamis hablaban del comedor escolar delante de sus hijos. Una decía “se va a quedar en el comedor a ver si come mejor y deja de tomarme el pelo” y la otra, muy de acuerdo respondía “claro que sí, yo al mío ya le he dicho que o come mejor o castigado al comedor”. Ésta, además, explicaba que su hijo comía muy poco y cuando no quería más se provocaba el vómito, por lo que lo llevaba a un psicólogo.
Por si alguien no pilla lo surreal del tema es que, encima, algunas veces hablamos del comedor escolar como el demonio con patas, un castigo para nuestros hijos… ¿qué deben pensar ellos cuando les dejamos ahí? Ah, y por cierto, un niño que vomita después de comer quizá es porque está tremendamente saciado (especialmente si le hemos obligado a comer).
La segunda anécdota es que la profesora de P3 el día de la reunión inicial nos explicaba los detalles del curso y al hablarnos del comedor escolar (que obviamente es divino para ellos y lo defienden a capa y espada) nos dijo que a los niños, evidentemente, no les gusta quedarse. Se quedan porque no tienen opción, pero que (y es lógico) lo que realmente les gustaría es irse a casa con mamá o papá a comer. Así que a mí eso de que “lo dejo a comer porque le encanta y se lo pasa genial” en niños muy pequeños me suena un poco a excusa (otro caso es el de niños de 10 años que ya tiene claro qué quieren y son más independientes).
comer en familia
Comer es un acto social, es mucho más que ingerir alimentos, es algo que hacemos por placer y que disfrutamos con ello, también los niños. Además de los horarios imposibles y los aspectos nutricionales, comer en casa con nuestros seres queridos tiene un componente emocional que no hay que dejar de lado.
Este es uno de los motivos por el que nosotros siempre hemos comido todos juntos en la mesa y no hemos hecho nunca turnos: primero el niño y luego nosotros. Creemos que sentarnos todos en la mesa, comer y charlar, explicarlos el día a día e intercambiar risas y anécdotas es muy positivo y es una razón más por la que me gusta que los peques coman en casa.
El mundo real
Si habéis leído hasta aquí pensaréis: esta suertuda tiene un horario estupendo y puede recoger al niño y darle de comer en casa. Siento decepcionaros. Aunque mi horario es muy bueno, no puedo darle de comer a mi hijo y volverlo a llevar al colegio. De momento, como estoy de baja pre-maternidad y luego nacerá la niña, podré permitirme comer junto a mi hijo y no dejarlo al comedor. Pero, lamentablemente, cuando empiece a trabajar no me quedará más remedio que dejarlo. Pero no es mi voluntad ni mi deseo, es la alternativa. Porque para mí los comedores escolares son eso, una alternativa, un plan B cuando no tenemos más opción.
Por este motivo no entiendo (y perdonarme si estáis en estos casos) aquellos padres / madres que están sin trabajo, de excedencia o permiso, y dejan a sus hijos al cole a comer a diario, o aquellos que tienen buenos turnos u horarios y realmente se lo pueden combinar; o aquellos que pueden dejarlo con los abuelos (porque estos pueden y quieren) y no lo hacen…
Desde que volví al trabajo, M. ha comido con los abuelos entre semana, para mí la mejor opción aunque ellos también les den comida poco saludable a veces y alimentos que detesto y yo no le doy. Pero con la llegada de la peque no pueden hacerse cargo de los dos cuando ambos trabajemos, así que el mayor tendrá que acostumbrarse a comer en la escuela, por mucho que nos pese.
Así que, si vuestros hijos se quedan al comedor escolar, no os rasguéis las vestiduras ni os fustiguéis, es el pan de cada día en la mayoría de hogares, pero seamos honestos y no pensemos que es la mejor opción, porque, visto lo visto, creo que no lo es.
Hola, estoy de acuerdo con algunas cosas que dices, con otras no.
Por ejemplo, no entiendo lo de que los niños pasan más de 8 horas en el colegio (sin contar horarios ampliados ni actividades extraescolares) y que si se quedan a comer ya son 10 horas y media.
En Madrid, los colegios tienen horario de 9 a 14 horas si es jornada continua (5 horas), si se quedan a comedor salen a las 16, osea 7 horas incluido el comedor. 3 horas y media menos de lo que indicas.
Y los que tienen jornada partida, pues las mismas horas solo que con las horas de la comida en medio.
¿Qué es lo que no te cuadra? No sé en otras comunidades y centros, pero donde yo vivo van de 9 a 12.30 y de 15 a 16.30. Si se quedan a comer, entran a las 9 y salen a las 16.30 (17 en el caso de los concertados). Eso son entre 7 y 8 horas. Si además hacen extraescolares, súmale entre una y dos horas más. 8 o 9 horas. No he contado los niños que se quedan a la acogida (bastantes) y que de 7 de la mañana hasta que finalizan la extraescolares (ponle las 17.30 como pronto) se pasan más de 10 horas en el centro. Cuento las horas de recreo y no solo las lectivas porque para mí todas esas horas fuera de casa son demasiadas para niños tan pequeños…