Hace unos días tuve una conversación muy interesante por las redes sociales. A raíz de uno de los muchos artículos que circulan por la red sobre lo contraproducente que es pegar a un niño surgió el interesante debate una conversación de besugos con los defensores del cachete a tiempo (también conocido como guantazo, torta, nalgada, azote… Voy a ser muy clara y contundente: un cachete a tiempo es una forma de maltrato infantil.
Violencia doméstica
Muchas personas defienden el maltrato infantil bajo el argumento que es por el bien de sus hijos, porque es la única forma válida y correcta para educarlos. Consideran que si no, los hijos crecen descarriados, se vuelven problemáticos y unos delincuentes en potencia. Y, para más inri, dicen que a ellos, como padres, les duele más aún hacerles eso a sus hijos, pero lo hacen por su educación.
Para ello, “educan” a sus hijos a base de gritos, empujones, humillaciones, cachetes, bofetadas… Todos estos ejemplos son formas de maltratar a un niño. Aunque no sean palizas, ni acaben llenor de moratones o sangrando. El simple hecho de levantar la mano a alguien, en este caso a un menor, es una forma de violencia ya que el progenitor está ejerciendo su superioridad física y moral.
Quizá penséis que soy una exagerada, que un cachete, pegar en las manos o en el culo no son formas de violencia. Lo mismo ocurría hace pocas décadas con las mujeres. Estaba bien visto por gran parte de la sociedad pegar a una mujer para educarla, que no se descarriaria, que no fuera ella misma… Hoy en día, aunque para la mayor parte de la sociedad no está bien visto, sigue siendo una de las mayores lacras sociales de nuestro país, en el que no hay día que no nos levantemos con alguna triste noticia sobre violencia doméstica.
¿Porqué no ocurre lo mismo con los hijos? ¿Porque aún se considera justo pegar a un pequeño tan vulnerable e indefenso? He visto, con mis propios ojos, a padres azotando y zarandeando sin piedad a bebés. Y siempre pienso lo mismo: si esto lo hacen en público, ¡qué no harán en sus casas, donde nadie les ve!
la normalización del maltrato infantil
Considerar normal realizar este tipo de actos con los niños es un problema muy grande, ya que implica que el maltrato infantil está aceptado por la sociedad. Es decir, que la violencia verso los niños está normalizada. Se me ponen los pelos de punta son solo escribirlo.
Cuando leo o escucho a personas decir frases como las que os he citado antes (que un cachete a tiempo quita muchas tonterías; que a ellos les pegaban de pequeños y no tienen ningún tipo de trauma, que es la única manera de educar correctamente, que hay que ser muy estrictos y tener la vara en la mano, antes se le podía levantar la mano a un niño y no pasaba nada…) siento profunda pena. Me creo que esos que lo dicen hayan pasado por ello, y quizá lo hayan pasado realmente mal, pero con el paso de los años lo ven normal. Aceptan que es realmente así como se educa a un pequeño y eso es lo que aplican en su casa con sus propios hijos.
Consecuencias del maltrato infantil
Maltratar a un niño, además de estar muy mal, es un arma de doble filo. Por un lado, por lo que os comentaba de que la situación se vuelve habitual y la violencia en el ámbito doméstico acaba normalizándose. Esto, puede acabar con un niño que pega en el colegio o un adolescente que, criad@ a base de golpes y cachetes (da igual la intensidad que sea) lo ve normal y también lo usa para defenderse. Si criamos a un niño a base de palos, cuando este tenga más fuerza física que nosotros es probable que se rebele y nos acabe maltratando él a nosotros. En la conversación que os decía al principio con gente un poco estrecha de miras, me decían que hay que pegarles sin duda, que han visto como alguno de esos pequeños levantaban la mano a sus padres. Ah, pero ¿no es así como les estabais educando? ¿A golpes? Pues es lo que hay. Cuando sea adulto, además, podrá ejercer este tipo de violencia con su pareja, sus amigos, sus hijos…
Otra situación que puede darse es la de aflorar aún más su vulnerabilidad. Pensad en ese niño que sufre malos tratos, que lo acepta, lo ve normal y, más tarde, deja que ese rol lo ejerzan otras personas de su entorno. Niñ@s que sufren (y aceptan) el acoso escolar en las aulas; chicas y chicos jóvenes sometidos a sus parejas, sufriendo malos tratos y convirtiendose años después en victimas de la violencia de género.
¿Qué exageración, no? Cómo va a pasar eso por darle una nalgada o un cachete a un hijo… Según el Observatorio de la Infancia, se considera maltrato infantil física cualquier acción que tienda a causar lesiones físicas a un niño (las cause o no). Es decir, que pegar a un niño, de la forma que sea y con la violencia que sea, es maltrato. Os dejo el informe completo porque me parece muy interesante.
LA LEGISLACIÓN
La legislación en materia de prevención y sanciones a aquellos que maltratan a sus hijos me parece muy pobre y un tanto ambigua. Imagino que es por el hecho de que esté tan normalizado. Aunque en nuestro país de castiga el maltrato infantil severo cuando es evidente, hay otras formas de violencia doméstica que son (a ojos de la ley) difíciles de catalogar y que están bien vistas.
¿Para eso son sus padres y deciden por sus hijos, no? Este es el error de base. Pensar que como son pequeños e indefensos, tenemos todo el derecho del mundo a hacer lo que queramos con ellos. Nuestros hijos son de nuestra propiedad y actuamos en base a ese pensamiento.
Según el Código Civil se establece que como los hijos estan bajo la potestad de sus padres, son ellos quienes deben velar por la integridad física y psicológica de sus hijos y que, por lo tanto “pueden en el ejercicio de su potestad, recabar el auxilio de la autoridad”. Vamos, que si un padre considera necesario que debe azotar a su hijo, puede hacerlo.
Mi hijo es un santo, lo tengo muy fácil (error)
Educar a los hijos es muy complicado. Muy mucho. Se necesitan toneladas de paciencia para no perder la calma en muchas situaciones del día a día. Los padres (y los niños también) tenemos días malos: estamos cansados, dormimos mal, el jefe nos exige demasiado, la vida es cruel… bla bla bla. Que sí, que es muy difícil y hay que ser marciano para no perder los nervios.
Mi hijo es un trasto. No para quieto ni un momento. Todo lo toca, se sube por todos sitios, a veces nos hace daño, se enfada sin motivo, tiene rabietas…Vamos, como cualquier otro niño del mundo. ¿Cómo gestionamos eso en casa? La mayor parte de las veces, respirando hondo y contando hasta 10 500. Intentando razonar con él y explicarle la situación. ¿Funciona? Pues tiene casi 2 años… Pues no mucho. Sigue con su pataleta hasta que se le pasa. Pero por pequeños que sean, los niños no son tontos. Al final el mensaje va calando (os lo aseguro). Y yo, personalmente, prefiero que ese mensaje sea un mensaje razonable dicho de buenas maneras y educarle con amor y respeto, que no darle dos tortas y quedarme tan pancha. Porque pegar a otra persona, en este caso a un niño, sirve para desahogarnos y liberar adrelalina e ira. Pero no enseña nada. Bueno sí, enseña a que pegar o resolver las cosas con violencia es la manera de hacerlo.
No quiero terminar sin contaros que no vivimos en la Casa de la Pradera y nosotros también perdemos los papeles (en contadas ocasiones, por suerte). A veces se oye una voz más alta que la otra, le regañamos más de lo debido y eso solo sirve para hacer el problema más gordo. Si esto os pasa lo importante es que veais que no es lo correcto y corrijáis el error. ¿Cómo? Intentando que no se repita y pidiendo perdón. Es algo muy positivo que también conviene enseñar a nuestros hijos.
Aunque parezca mentira, así es. A veces he entrado en modo bucle con gente que defiende precisamente eso, el cachete como “herramienta” para educar a sus hijos. Es realmente un problema que se nos escapa de las manos… algo que está bien visto y que aún es más difícil erradicar. Muchas gracias por pasarte a comentar 😉
Se me revuelve el cuerpo pensando que alguien puede pensar que eso está bien, nosotros no somos una familia perfecta, somos humanos y a veces se escapa un grito o no sabemos gestionarlo bien, pero les pido perdón por ello y ponemos solución al problema. Cualquier tipo de violencia sólo generará más violencia.