Dos hijos… ¿el doble de trabajo?

Las matemáticas no siempre son exactas. Un buen día, cuando ya has superado la bofetada de la primera maternidad y has aprendido que A. nunca más vas a volver a ir al baño sola y B. lo de dormir, ya tal… piensas que, oye, quizá no es mala idea ir a por el segundo. Que los bebés son muy monos, los hermanitos se querrán un montón y ya, si eso, volverás a tener vida de pareja cuando se vayan a la universidad. Total… dos hijos debe ser “solo” el doble de faena que uno ¿no?

¡JA! Que no te engañen, amig@, aquí la ecuación no es proporcional y tener más descendencia implica tener una carga de trabajo mucho mayor. No debería ser así, por lógica aplastante, pero por surreal que parezca, las tareas se multiplican y los días, que antes quizá se hacían hasta largos, pasan raudos y veloces de manera que no te da tiempo para nada.

SOS: TAREAS DEL HOGAR

Con dos hijos todo se multiplica hasta el infinito. Empezando por las tareas del hogar. ¿Se puede saber cómo narices ensucian tanto dos seres tan pequeños? Mi hijo mayor no recuerdo que manchara tanto cuando era hijo único, en serio. Pues ahora, las migas de pan, churretones y manchas de textura y color indescriptible aparecen por cada rincón como setas. Y ellos…. ni os cuento. Lamparones en la ropa y mocos por doquier.

Eso implica que la mopa es my best friend y la lavadora tiembla cada vez que paso por delante. De hecho, el año pasado la lavadora petó de tanto sufrimiento. Y la secadora se nos chamuscó hace poco también. Los cestos (sí sí, en plural) de la ropa piden clemencia y un respiro. No recuerdo cuándo fue la última vez que estuvieron vacíos.

El reloj, mi peor enemigo

Pero, para mí, lo peor es tener que llegar a los sitios a una hora concreta. Con un hijo, sobre todo cuando son muy pequeños, ya es complicado estar en el sitio y hora que quieres porque siempre hay imprevistos en el último momento. Pero con dos… es la risión.

El momento más chachi es a las 8.30 de la mañana. Porque entran al colegio a las 9 y mi marido se va bastante más pronto. Cuando ya deberían tener ambos los dientes limpitos y los zapatos puestos… todo parece estar bajo control pero, 5 minutos después, con abrigo, bufanda y guantes puestos, el mayor tiene que hacer caca y la pequeña se vomita encima. No falla. Eso sin contar los días que el vaso de leche acaba encima de su ropa. Vamos, que es un milagro diario el hecho de que yo llegue a la puerta del colegio a las 9.

Tiempo libre ¿hola?

Con un hijo tienes poco tiempo… Pero haciendo alguna que otra maniobra, puedes sacar algún ratito. Pero con dos… (o más) pues la cosa se complica. O te toca estar con uno, o con los dos. Alguna vez vas a poder disfrutar de un rato para ti pero, no nos engañemos, eso implica que el otro pringue mucho con los dos y tampoco es justo. Porque, además, cuando estás con los dos, estás exclusivamente para ellos. Así que olvídate de tareas del hogar, de cocinar o de hacer cualquier cosa que dure más de cinco minutos.

No quiero deprimirte con mis neuras… pero si tienes un hijo y crees que vas desbordada…. keep calm. Desde que soy bimadre no hay cosa que admire más que: las mamás de gemelos o trillizos y las que tripiten y cuatripiten experiencia. Un aplauso para todas ellas y un monumento en la plaza principal de su pueblo. Se lo han ganado.

Yo, por mi parte, tengo la esperanza que cuando la mayor empiece el cole y sea más autónoma, las cosas irán mejorando poco a poco y empezaré a ver la luz al final del túnel…

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